Os presentamos una película de Jaques Tati en la
que se hace una dura crítica a la sociedad y a la arquitectura de mediados del
siglo XX, pero que en algunos aspectos puede seguir muy presente en la
actualidad - funcionalismo, diseño, automatismo
El realizador francés levanta una fuerte crítica
contra la sociedad moderna tecnificada y deshumanizada a través de la relación
que mantienen el sr.Hulot, y su joven sobrino Gerald. El primero vive en un
barrio humilde en el que las zonas comunes de los edificios así como el espacio
público del barrio forma parte de la vida de los vecinos, se convierten en el
punto que impulsa la ciudad, desde donde surge la vida; mientras que el segundo
vive casa moderna y encerrado entre sus muros se encuentra un jardín meticulosamente
diseñado hasta el más mínimo detalle, hasta el punto de dificultar cualquier
actividad que se quiera realizar en él, una burbuja hermética y aislada en el
que el juego entre interior y exterior es totalmente inexistente.
Una imagen clara que se refleja en el constante
aburrimiento del niño cuando está en su casa. En contraste el patio de la casa
del sr.Hulot es el barrio mismo. Los
niños del barrio se reúnen y juegan en solares vacíos o entre los coches en la
calle.
“Mi tío” es una pelicula que resume
la arquitectura y la ciudad de mediados de siglo XX, por lo menos en sus dos
extremos más reconocibles. La película de Jacques Tati muestra los contrastes
entre dos mundos, dos maneras de vivir y de entender la ciudad y la arquitectura
que a fines de los años 50 se superponían violentamente.
La
eficiencia parece ser la palabra que expresa la casa moderna, con sus
mecanismos electrónicos a distancia y los electrodomésticos omnipresentes en la
vida familiar; es la ineficiencia la que se retrata en el barrio antiguo en
donde nadie parece hacer lo que tiene que hacer (el verdulero vende desde una
mesa de un bar a unos cincuenta metros del puesto de verduras). Sin embargo la
mirada es crítica y la eficiencia termina siendo inconveniente cuando más de
una vez los artefactos no responden a sus amos.
jorgersanroman
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